martes, febrero 03, 2015

¿Es la metrópolis una falla histórica?

Si estás leyendo esto, probablemente es porque tu conexión a Internet, proveída por un operador local, te permite acceder al servidor donde se encuentra alojado mi escrito, y ese operador solo funciona en las ciudades. Nuestro entorno está mediado por la ciudad, la metrópolis. Nacimos inmersos en ella, y probablemente, tenemos una dependencia implícita a su estructura, ya que fuimos educados para coexistir en ella, y no ha sido de otro modo para la gran mayoría de personas con acceso a la red.



Existe la falsa idea de que en la ciudad se encuentra el “progreso” y muchas personas migran del campo a la ciudad buscando bienestar, un poco de comodidad, y algo que la ciudad promete con sus imponentes edificios y estructuras. Tal vez un poco de diversión, un poco de hedonismo camuflado con libertad, tal vez la necesidad de no sentirse un “don nadie”, educación, salud… en verdad que la ciudad ofrece una serie de ventajas que la vida rural no permite. Sin embargo, la idea de la ciudad propiamente dicha, o de la metrópolis mejor, tal vez es un descalabro histórico, y trataré de explicar mi punto de vista.

Antes deque explotara la revolución industrial, las ciudades no eran tan grandes como las conocemos. Eran más bien pueblos en los que los artesanos y siervos vivían, separados de la realeza y los grandes terratenientes, los cuales vivían en castillos enormes con sirvientes y criados. En la época feudal latifundista, los pueblos ofrecían no muchas ventajas frente a la vida del campo, por lo que no eran grandes urbes y no eran de interés capital para los campesinos. Al fin y al cabo, todo lo que necesitaban, sin los olores pestilentes de las calles, se encontraban en la vida silvestre, alejados de la muchedumbre. Sin embargo, en el momento en que la revolución industrial estalló, la necesidad de tener una gran cantidad de empleados en las grandes factorías desplazó una cantidad enorme de campesinos del campo a la ciudad. Este movimiento masivo de personas, exigió la creación de viviendas alrededor de las factorías para disminuir el trayecto desde las casas hasta los lugares de trabajo. Sin embargo, ya que los salarios no eran los mejores, las casas tampoco lo eran, y teniendo en cuenta el nivel de cultura de las personas empleadas en las factorías, era de esperarse que estas casas construidas alrededor de la industria constituyeran cinturones de pobreza. La ciudad entonces se creó gracias a que la factoría necesitaba una gran cantidad de personas que trabajaran en ella, y se construyeron casas alrededor de la misma para suplir esta cantidad de trabajos demandados por la explosión de la producción industrial. Bualá, las ciudades nacieron de la miseria y la producción.




El avance de la constitución de las ciudades, la creación de inventos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, la incursión de la luz eléctrica en las calles, la salud, el alcantarillado, el transporte, entre otras cosas, fueron cohesionando más la urbe, centralizando los servicios e impulsando al campo a seguir migrando a la ciudad, la cual crecía y se fortalecía con esta difusión. Nuevos servicios y productos terminaron de fortalecer este entramado, y por un momento, todo estuvo “bien”… Hasta que la ciudad creció más allá de sus límites.

Actualmente las ciudades están excesivamente congestionadas en movilidad, la violencia intraurbana ha creado una paranoia permanente de violencia, la despersonalización del individuo debido a la gran cantidad de personas en la ciudad hace que los índices de depresión, ansiedad y transtornos mentales se disparen. La publicidad y las marcas han colonizado los hábitos de muchos ciudadanos coartando sus libertades individuales, la obesidad alcanza niveles insospechados, el sedentarismo deteriora el cuerpo humano lentamente, la contaminación aumenta drásticamente el índice de infecciones respiratorias. No se si caminar por una calle, con temor a ser atacado por cualquier vándalo, respirando enormes cantidades de humo, comiendo comida chatarra, preocupado por las cuentas por pagar, viendo publicidad por doquier que te sugieren gastar tu dinero en esto o aquello, probablemente con problemas de obesidad… no se si a eso se le pueda llamar “vida moderna”. Pero si se que hay otras maneras de vivir, y que la tecnología nos puede ayudar a construir esas posibilidades.






Entonces, ¿Por qué es la metrópolis una falla histórica? Porque su construcción está basada en la producción en masa de la revolución industrial, y nuestra sociedad, si bien sigue produciendo productos en masa, se ha enfocado ahora más en servicios y su producción es más descentralizada.  Esto significa que no se necesitan cinturones de empleados alrededor de las factorías, y esta figura se encuentra ahora ahogándose en los anaqueles de la historia. El nuevo modelo de producción basado en la tecnología, la información, y los servicios, hacen tanto posible como necesario la descentralización de las ciudades. Sin embargo, para su tiempo, en el que la centralización de la producción era la norma, se podría considerar como una consecuencia esperada, aunque no deseable. La realidad, ahora, es muy distinta.



La aparición de la Internet ha dado paso a un nuevo modelo de producción basado en el procesamiento de la información. En este caso, no se necesita la presencia física de las personas en los lugares en los que laboran, para poder llevar a cabo una actividad o prestar un servicio. Gracias a esto, se ha podido descentralizar la producción de manera tal que no se hace obligatorio vivir cerca del lugar donde se trabaja, con obvias consecuencias para la distribución de vivienda de las ciudades: si no necesito vivir tan cerca de mi lugar de trabajo, ¿por qué vivir entonces en una ciudad atestada de carros, violencia, contaminación, publicidad, en las que movilizarse en horas pico es casi imposible? ¿No existe otra manera en la que se pueda aportar a la sociedad sin que se deba vivir en una ciudad sobrepoblada, obviamente desbordada por sus pobladores, en la que pueda obtener los mismos servicios de la ciudad, sin sus perjuicios? La respuesta parece ser un sí rotundo, y se encuentra en la idea de “ciudades inteligentes”, pensadas precisamente para vivir en ellas, no generar un impacto tan nefasto sobre la sociedad, y evitar precisamente todos los problemas de una metrópolis desbordada. Este será el tema de un futuro escrito: las ciudades inteligentes.




Conclusión ¿Es la metrópolis una falla histórica? La respuesta es que podía ser una situación esperada en los albores de la revolución industrial, pero en nuestro tiempo, vivir bajo estas condiciones teniendo los medios para no hacerlo, es simplemente inaceptable.


Otros escritos:

Colombia y el plan de choque tecnológico, ¿Lo tiene? (Parte 1)

Colombia y el plan de choque tecnológico, ¿Lo tiene? (Parte 2)