domingo, abril 16, 2023

¿Estamos en peligro? La inteligencia artificial generativa y la singularidad tecnológica

Hace bastante tiempo no escribo en mi blog. Supongo que por azares del destino, y sobre todo, por una vida un tanto desordenada. Sin embargo, hace poco surgió un tema que me hizo volver a revivir mi blog porque considero (Y a veces espero estar equivocado) que estamos cruzando el umbral de un acontecimiento histórico sin precedentes, y es el momento de inflexión del crecimiento exponencial de la curva de la singularidad tecnológica. 

Pero muchos no saben qué es esto. 

Lo trataré de explicar de manera simple.

Hay un primate. Ese primate, por casualidades del destino, agarra un palo del suelo, y lo usa para coger una fruta. Ese palo, que anteriormente solo era un trozo inanimado, se convirtió en una herramienta que el primate usó para poder brindarse alimento. Desde ese momento, el primate usará el palo para coger más alimento que antes, y desarrollará habilidades para el uso de ese palo, olvidando algunas que usaba cuando no tenía la herramienta. La herramienta, entonces, cambió al primate un poco porque le permitió aprender nuevas habilidades y olvidar otras.

Ese palo le permitió al primate alimentarse mejor, y probablemente, a agarrar nuevos alimentos. Al ver que podía usar la rama como herramienta, probó con una roca, y esta roca le permitió talar nuevos palos, que eran mejores que el anterior. Y si unia la roca con el palo, podia hacer muchas mas cosas. Esa combinación, nuevamente, desarrolla habilidades que el homindo no conocía, y a su vez, hace que deje de usar otras. 

Teniendo muchos palos y rocas, el hominido puede mantener el fuego prendido por más tiempo, lo que le permite cocer la carne, enfermar menos, y usar rocas de maneras diferentes. En un salto cuantitativo enorme, el uso de rocas, calor y madera le permitió al primate, fundir metales, que eran mucho mas resistentes que la roca y permitian crear mejores herramientas. Y asi, con el inicio de la fundición de metales, se transforma la sociedad en la que coexiste este primate por la aparición de nuevas herramientas y usos para dichos metales. Y el hominido cambia, porque pierde habilidades que antes tenia y gana nuevas para usar dichas herramientas. Aprende sobre la tela, sobre el cuero, sobre la protección de la piel ante el exterior, y pierde habilidades de protección en los pies pero gana habilidades manuales para crear calzado...

Como ven, las herramientas cambian al ser humano, que a su vez, usa esas herramientas para crear nuevas herramientas mas avanzadas, que a su vez, cambian al ser humano y le permiten crear nuevas herramientas... y asi, el ser humano se va transformando gracias a las herramientas que construye, y dichas herramientas le permiten crear nuevas herramientas. 

Hasta ahi, todo muy bien. Le llamamos progreso. Sin embargo, desde hace 70 años, con la aparición del transistor, y la electrónica en general, la velocidad de avance tecnológico se ha empezado a multiplicar. En el 50, un computador podía ocupar toda una habitación. Ahora, en nuestro celular hay miles de veces la potencia computacional de esa computadora colosal. Solo en 70 años. Eso es una vida humana promedio en un pais industrializado. En una sola vida, un ser humano ha podido ver el avance de la computación a tal punto que lo que antes demandaba los mejores cerebros del mundo (Ej: el viaje a la luna), ahora esa misma potencia computacional cabe en una calculadora de mano. Eso es impresionante. Pero aun así, lento.

Hasta hace unas semanas. 

Estamos en el 20 de marzo del 2023, y en la semana que inicia, saldrá al publico la versión mejorada de la inteligencia artificial generativa llamada ChatGPT 4, que supera en 500 veces su predecesora Chat GPT 3 que salió HACE UNOS MESES! ¿Se entiende la velocidad de cambio tan vertiginosa que una escalada asi significa? Es como si los Hermanos Wright hubieran aprendido a volar a las 10 de la mañana y a las 11 am estabamos mandando transbordadores espaciales tripulados a la galaxia de andrómeda. Una evolución de 500 veces las capacidades de la anterior herramienta es un salto cuántico en la evolución. No tiene precedentes. 

Repito, NO TIENE PRECEDENTES. ¿Y por qué esto es tan importante? Porque como no tiene precedentes, no se tiene la más minima idea de cómo puede impactar la evolución humana. No hay forma ni de imaginárselo.

Ya vimos que las herramientas cambian al ser humano. Esta nueva herramienta, la IA generativa, ¿Cómo va a cambiar al humano tal como lo conocemos? Imagenes artificiales dificilmente diferenciables de las reales, chatbots que pueden hablar con "lenguaje natural", sintetizadores de voz, creación de videos, analisis complejos de temas a través de la relación de parametros de aprendizaje... Estamos a las puertas de la crisis de la realidad: ¿Como vas a saber que lo que ves en redes es real o no? ¿Cómo vas a saber si quien te habla realmente es quien dice que es? ¿Cuántos trabajos van a desaparecer por esto? ¿Cómo va a cambiar la economía? ¿Estamos preparados para todo este cambio?

Digamos que la IA nos permite hacer herramientas más complejas aún, que las actuales: ¿hacia donde se dirigirá entonces el desarrollo tecnológico? ¿A la fusión hombre máquina como el robo sapiens? ¿A la guerra hombre máquina? ¿A la trascendencia del hombre o a su destrucción? Todo se esta generando tan rápido que no hay tiempo de reaccionar, analizar, pensar y regular. Es como que el ritmo no se puede detener y la curva de desarrollo tecnológico va a ser ascendente y exponencial. Y estamos en el punto donde se genera la inflexión de la curva exponencial. Llegará un momento en que no podremos siquiera predecir el futuro porque la velocidad de cambio es tan grande que no nos permite procesar con claridad los cambios. Ese punto, ese horizonte de predicción, es lo que llamamos "la singularidad tecnológica"

Estamos al borde de la singularidad tecnológica? Veremos que pasa en los proximos años. 

Es un tiempo de cambio, y aca estaré reportándolo.

martes, febrero 03, 2015

¿Es la metrópolis una falla histórica?

Si estás leyendo esto, probablemente es porque tu conexión a Internet, proveída por un operador local, te permite acceder al servidor donde se encuentra alojado mi escrito, y ese operador solo funciona en las ciudades. Nuestro entorno está mediado por la ciudad, la metrópolis. Nacimos inmersos en ella, y probablemente, tenemos una dependencia implícita a su estructura, ya que fuimos educados para coexistir en ella, y no ha sido de otro modo para la gran mayoría de personas con acceso a la red.



Existe la falsa idea de que en la ciudad se encuentra el “progreso” y muchas personas migran del campo a la ciudad buscando bienestar, un poco de comodidad, y algo que la ciudad promete con sus imponentes edificios y estructuras. Tal vez un poco de diversión, un poco de hedonismo camuflado con libertad, tal vez la necesidad de no sentirse un “don nadie”, educación, salud… en verdad que la ciudad ofrece una serie de ventajas que la vida rural no permite. Sin embargo, la idea de la ciudad propiamente dicha, o de la metrópolis mejor, tal vez es un descalabro histórico, y trataré de explicar mi punto de vista.

Antes deque explotara la revolución industrial, las ciudades no eran tan grandes como las conocemos. Eran más bien pueblos en los que los artesanos y siervos vivían, separados de la realeza y los grandes terratenientes, los cuales vivían en castillos enormes con sirvientes y criados. En la época feudal latifundista, los pueblos ofrecían no muchas ventajas frente a la vida del campo, por lo que no eran grandes urbes y no eran de interés capital para los campesinos. Al fin y al cabo, todo lo que necesitaban, sin los olores pestilentes de las calles, se encontraban en la vida silvestre, alejados de la muchedumbre. Sin embargo, en el momento en que la revolución industrial estalló, la necesidad de tener una gran cantidad de empleados en las grandes factorías desplazó una cantidad enorme de campesinos del campo a la ciudad. Este movimiento masivo de personas, exigió la creación de viviendas alrededor de las factorías para disminuir el trayecto desde las casas hasta los lugares de trabajo. Sin embargo, ya que los salarios no eran los mejores, las casas tampoco lo eran, y teniendo en cuenta el nivel de cultura de las personas empleadas en las factorías, era de esperarse que estas casas construidas alrededor de la industria constituyeran cinturones de pobreza. La ciudad entonces se creó gracias a que la factoría necesitaba una gran cantidad de personas que trabajaran en ella, y se construyeron casas alrededor de la misma para suplir esta cantidad de trabajos demandados por la explosión de la producción industrial. Bualá, las ciudades nacieron de la miseria y la producción.




El avance de la constitución de las ciudades, la creación de inventos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, la incursión de la luz eléctrica en las calles, la salud, el alcantarillado, el transporte, entre otras cosas, fueron cohesionando más la urbe, centralizando los servicios e impulsando al campo a seguir migrando a la ciudad, la cual crecía y se fortalecía con esta difusión. Nuevos servicios y productos terminaron de fortalecer este entramado, y por un momento, todo estuvo “bien”… Hasta que la ciudad creció más allá de sus límites.

Actualmente las ciudades están excesivamente congestionadas en movilidad, la violencia intraurbana ha creado una paranoia permanente de violencia, la despersonalización del individuo debido a la gran cantidad de personas en la ciudad hace que los índices de depresión, ansiedad y transtornos mentales se disparen. La publicidad y las marcas han colonizado los hábitos de muchos ciudadanos coartando sus libertades individuales, la obesidad alcanza niveles insospechados, el sedentarismo deteriora el cuerpo humano lentamente, la contaminación aumenta drásticamente el índice de infecciones respiratorias. No se si caminar por una calle, con temor a ser atacado por cualquier vándalo, respirando enormes cantidades de humo, comiendo comida chatarra, preocupado por las cuentas por pagar, viendo publicidad por doquier que te sugieren gastar tu dinero en esto o aquello, probablemente con problemas de obesidad… no se si a eso se le pueda llamar “vida moderna”. Pero si se que hay otras maneras de vivir, y que la tecnología nos puede ayudar a construir esas posibilidades.






Entonces, ¿Por qué es la metrópolis una falla histórica? Porque su construcción está basada en la producción en masa de la revolución industrial, y nuestra sociedad, si bien sigue produciendo productos en masa, se ha enfocado ahora más en servicios y su producción es más descentralizada.  Esto significa que no se necesitan cinturones de empleados alrededor de las factorías, y esta figura se encuentra ahora ahogándose en los anaqueles de la historia. El nuevo modelo de producción basado en la tecnología, la información, y los servicios, hacen tanto posible como necesario la descentralización de las ciudades. Sin embargo, para su tiempo, en el que la centralización de la producción era la norma, se podría considerar como una consecuencia esperada, aunque no deseable. La realidad, ahora, es muy distinta.



La aparición de la Internet ha dado paso a un nuevo modelo de producción basado en el procesamiento de la información. En este caso, no se necesita la presencia física de las personas en los lugares en los que laboran, para poder llevar a cabo una actividad o prestar un servicio. Gracias a esto, se ha podido descentralizar la producción de manera tal que no se hace obligatorio vivir cerca del lugar donde se trabaja, con obvias consecuencias para la distribución de vivienda de las ciudades: si no necesito vivir tan cerca de mi lugar de trabajo, ¿por qué vivir entonces en una ciudad atestada de carros, violencia, contaminación, publicidad, en las que movilizarse en horas pico es casi imposible? ¿No existe otra manera en la que se pueda aportar a la sociedad sin que se deba vivir en una ciudad sobrepoblada, obviamente desbordada por sus pobladores, en la que pueda obtener los mismos servicios de la ciudad, sin sus perjuicios? La respuesta parece ser un sí rotundo, y se encuentra en la idea de “ciudades inteligentes”, pensadas precisamente para vivir en ellas, no generar un impacto tan nefasto sobre la sociedad, y evitar precisamente todos los problemas de una metrópolis desbordada. Este será el tema de un futuro escrito: las ciudades inteligentes.




Conclusión ¿Es la metrópolis una falla histórica? La respuesta es que podía ser una situación esperada en los albores de la revolución industrial, pero en nuestro tiempo, vivir bajo estas condiciones teniendo los medios para no hacerlo, es simplemente inaceptable.


Otros escritos:

Colombia y el plan de choque tecnológico, ¿Lo tiene? (Parte 1)

Colombia y el plan de choque tecnológico, ¿Lo tiene? (Parte 2)

sábado, enero 10, 2015

La traición del diseño y la publicidad, parte 1

La historia del diseño siempre empieza con una frase como "desde el principio de la humanidad, los hombres han empezado a usar objetos". Se habla sobre la palabra "herramienta" como una extensión del cuerpo, y se dice que los dibujos encontrados en las cuevas son el primer indicio de comunicación gráfica, y por tanto, de diseño gráfico. Y en ese punto de la historia, todo estuvo bien. La sociedad evolucionó y se creó el intercambio, un trueque que equivaldría a un "mutualismo" desde el punto de vista biológico: yo te doy algo, y tu me das algo de un valor similar (conste que el concepto de valor es subjetivo, y depende de las partes intercambiantes). La comunicación se volvió mas rica, se creó la escritura, y blah blah blah.... toda la historia del diseño y la comunicación que se puede ver en casi cualquier libro de texto. Hasta que llegamos a la época de la revolución industrial y todo empieza a salirse de control.

En la época industrial, se producen articulos de manera masiva para "satisfacer necesidades humanas" y se comunica la construcción de esos articulos y sus beneficios, a través de la publicidad. Asumimos de antemano que todo aquello que nos genera dificultad es un "problema" y que debemos solucionarlo con un objeto o un sistema, y que dicho objeto o dicho sistema debe ser comunicado como el mejor para que la gente lo adquiera y lo use de manera repetitiva. De esta forma, los constructores del objeto obtendrán su ganancia, y el sistema económico seguirá su rumbo normal. En una economía ideal, esto funciona de maravilla, pero en el mundo real, con recursos finitos, seres humanos cambiantes y emotivos, infinidad de productos similares, y comunicación masiva, esto es simplemente un disparate. ¿Por qué? porque empezamos con la premisa de que problema es todo aquello que genera doficultad para el ser humano, o por lo que debe realizar esfuerzo. Caminar supone un esfuerzo, correr supone un esfuerzo, comer, hacer el amor, pensar.... ¿crearemos objetos para esto? ¿Para que supla la necesidad de caminar de algunos de nosotros? Si eres una persona con movilidad reducida, es correcto usar uno de estos aparatos, pero ¿Quién los usaría por pereza? Bueno, ya hay carritos para comprar en el super, por si no quieres caminarlo todo mientras haces tus compras.



Si uno hace un sondeo de la situación actual del mercado, se da cuenta que la inercia de muchos de nosotros, unido a, tal vez el miedo, tal vez la presión, o tal vez la falta de interés, han construído un mundo que parece empeñado en destruírnos más que en dar soporte a nuestra supervivencia, ayudarnos a mejorar como especie y permitirnos encontrar nuestro pleno potencial. ¿Por que? Prácticamente toda la comida que encuentras en el supermercado es artificial y con valor nutricional nulo, las grandes marcas de alimentos usan químicos cancerígenos para mantener sus productos conservados, y la publicidad ayuda a que consumamos más de estos productos porque "nos harán más felices" o "mas bellos" o "mas cool". La publicidad pasó de ser un medio de comunicación, a un medio de engaño, donde se crea un "estilo" o "sistema de subsistencia" y se induce al ser humano, a través de la persuación de sus deseos, a inscribirse a ese estilo, creándole de manera indirecta sensaciones de culpabilidad si no se encuentra ahí adentro, y por tanto, obligándolo a seguir una espiral de consumo que lo vuelve más obeso ( o delgado), más vulnerable, más inutil, y por tanto, más débil.

Y ni hablar del culto al cuerpo. Pero no el culto como valoración, sino el culto como apariencia. Queremos tener un "shape", una forma, cuando en realidad, esa forma proviene como consecuencia de un conjunto de hábitos saludables y una genética favorecedora en algunos casos. Pero tenemos expertos cirujanos que "crean formas" para "mejorar la autoestima de los pacientes". Es decir, la sociedad daña la estima de las personas, y estas recurren al bisturí para recuperarla... el problema no está precisamente en la forma deseada, sino en pensar que esa es "la forma" en la que debo tener mi cuerpo. ¿Cual es la forma en la que debo lucir para ser aceptado por otros? ¿Quién define que mi forma corporal determina mi relación con los otros? Y bueno, que uno al menos tuviera parámetros realmente existentes, pero aquello que uno tiene como "molde" no son más que una forma retocada por computador para que tenga unos atributos demasiado difíciles de adquirir. Entonces la publicidad crea un modelo áltamente difícil de alcanzar desde el punto de vista físico, lo reproduce infinitamente en todos los medios de comunicación, lo asocia con un estado de felicidad ("si eres así serás feliz") y luego persuade a la gente a sentirse miserable por no ser como ese modelo creado, obligándolo a pasar por el cirujano y por las tiendas porque no solo quieres ese resultado lo más rápido posible, sino con el mínimo esfuerzo... enfermizo, ¿no les parece? Hay 7 mil millones de seres humanos en el planeta tierra y contanto, y estas creaciones nos quieren convertir a nosotros en solo unas cuantas formas conocidas, y todo aquello que esté por fuera de eso, está "mal".



Pero el diseño industrial no se queda atrás. ¿Que tiene problemas para partir un limón? hagamos un producto para partir limones. ¿Y para partir naranjas? Otro. ¿Y para partir papas? pues otro. Y hagamos que se dañen a los 2 años para que debas comprar otro de cada uno. ¿Nylon? claro, podemos hacer una fibra que es capaz de arrastrar un carro, pero pongámosle una fibra más débil a tus medias para que se parta constantemente y debas consumir más medias. ¿Iluminación? Olvídate de un bombillo que dure 100 años encendido, no importa que exista, debemos crear uno que resiste 3000 horas para que compren más luces. ¿Te da pereza caminar? Bueno, ven te hago un carrito para que no te tengas que parar, ya que caminar es un enorme problema. ¿Pensar? para qué eso, mejor sigue la forma en la que todo el mundo piensa que debe vivir: Nace, ve a la escuela, saca un título, ostenta cosas frente a tus amigos, folla, ten hijos, trabaja, sigue ostentando, trabaja más, enférmate de tanto trabajar y de comer la porquería que la sociedad te provee, ve al médico y demórate en el lamentable sistema de salud de tu país, pelea con tus hijos, se infiel, sigue trabajando con ansias de jubilación, ve tv, muuucha tv, endéudate, trabaja para el banco. sigue viendo tv y comiendo porquería, enférmate nuevamente, toma pastillas para la impotencia, trata de volver nuevamente a ser joven, pierde toda esperanza, jubílate y pasa el resto de tus días cuidando las dolencias de tu vida, muere, y se olvidado...





Esa forma de vida, simplemente, me es inadmisible. Y como diseñador industrial e ingeniero, me siento profundamente decepcionado del mundo que lo que estudié, han ayudado a crear. Tenemos 15% más del alimento necesario para alimentar a toda la raza humana, y más del 50% de la misma padece de hambre. Tenemos todos los recursos para que las personas puedan ser saludables en la medida de lo posible, pero a través de un sistema que monopoliza y priva a la gente de obtener esos beneficios, destruímos a la humanidad poco a poco. Tenemos medios para crear transporte limpio, pero seguimos usando petroleo. Podemos comer mejor, pero seguimos consumiendo porquería y siguen creando porqueria para nuestro consumo (En el supermercado no tomamos "leche" sino "bebida lactea sabor a leche", o el chocolate de las galletas ya es "crema sabor a chocolate". Las latas de atún no dicen "lata de atún", sino "latas con 60% de contenido de atún"...), y aparte de eso, poseemos una variedad prácticament infinita de plantas y vegetales, pero creamos unos organismos "perfectos" y modificados genéticamente para que no den semillas y obliguen a los sembradores a comprar los bultos de semilla, mientras prohibimos la siembra de semillas nativas porque le pertenecen a alguien... ¿A alguien?  ¡La natualeza no le pertenece a nade! El hombre es un ser consecuencia de la naturaleza, hace parte de ella, interactúa con ella, ni la posee, ni la domina, ni debería destruírla, como actualmente lo hace. El diseño ha creado una sarta de objetos que solucionan problemas que no tenemos, y la publicidad ha creado un mundo donde esos objetos deben ser consumidos para ser felices y si no lo haces, serás segregado, pero si por casualidad sigues ese mundo, lo que consumas y uses estará en detrimento de tu calidad de vida, de tu salud física y mental, y sobre todo, de la existencia de la especie en general.



Algunos notarán un claro aire de enojo en este texto, y me dirán que tal vez estoy ignorando cosas del mundo que son bellas y que hacen la existencia más feliz y llevadera, pero háganse esta pregunta y respóndanla con sinceridad: ¿Creen que el mundo va por un camino que fortalezca a la raza humana, le permita obtener su pleno potencial, y al mismo tiempo, conserve la naturaleza que le da sustento? Creo que, en lo más profundo de nosotros, sabemos que eso es falso, que vivimos en una falacia, en un constructo que más que ayudarnos, nos violenta. Que nos da un falso nivel de seguridad, pero nos obliga persuasivamente a tomar ciertas decisiones. El solo hecho de pasar por el lado de una persona que sufre en la calle por hambre, y no inmutarse ante eso, implica que nos hemos convertido en indolentes, una cualidad necesaria para sobrevivir en un mundo como el que creamos. Yo, personalmente pienso, que esta no es la vida que quiero llevar, y la rechazo. Rechazo tener que consumir alimentos que me destruyen, rechazo tener que comprar productos que me den un falso status o que solucionen necesidades que no tengo. Rechazo tener que ser indolente para vivir en este mundo. Rechazo tener que destruír a la naturaleza en pro de mi subsistencia cuando puedo vivir en equilibrio con ella. Rechazo tener que lucir un cuerpo de X o Y manera porque las revistas así lo muestran. Y sobre todo, rechazo la forma en la que me han dicho que debo vivir, porque cada quien es libre de construír su vida como le plazca.

¿Cual es la solución entonces para este dilema? Tal vez, esté precisamente en aquellas profesiones que han traicionado a la humanidad: el diseño y la publicidad. Tal vez, el problema, surge de la dirección en la que vamos.

Fin de la primera parte

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Otros artículos de interés:
Ni productor ni consumidor: prosumidor
Tecnorevolución: un nuevo enfoque
La singularidad tecnológica: ¿que es?

domingo, septiembre 28, 2014

El "hacker" NO es el mal tipo !!!

Buen día.

Desde hace un tiempo para acá, han proliferado las películas donde piratas informáticos entran a sistemas remotos y, con conocimiento que es oscuro y poco entendible para el grueso de la población, roban información, destruyen páginas, y ponen al descubierto secretos estatales o fotos eróticas que famosos se han tomado frente al espejo o con sus parejas (Como a cualquier ser humano, un poco de narcisismo y erotismo les da vuelta por sus cabezas de vez en cuando, y en algunas de esas veces, tienen su smartphone a la mano...).



Obviando lo sexy que aparece Penny en esta foto (Kaley Cuoco), el caso es que siempre que sale una foto o un escándalo como este, lo primero que se dice es que un HACKER llevó a cabo la fechoría. Y según estas noticias, hay hackers en todas partes, dispuestos a robar tu información, destruir tu computadora, exponer tu vida privada y robar el dinero de tus cuentas a través de transacciones virtuales. Esto, que puede ser cierto, no es hecho por HACKERS, sino por personas malintencionadas. Tal vez en algún momento de la historia, un conjunto de periodistas sin mucho conocimiento de la jerga informática, usó el término de manera indiscriminada para agrupar todo tipo de incursiones informáticas, delictivas o no. Y esto supuso un error que, con este escrito, espero ayudar a esclarecer.

La palabra HACKER en la jerga informática se refiere a un personaje que, con elevados conocimientos en sistemas de información, se dedica a probar una herramienta, encontrarle usos que en un principio no se habían pensado para ella, y encontrar vulnerabilidades de seguridad para luego AYUDAR  a solucionarlas o REPORTARLAS al creador de la herramienta.


Contrario al hacker, tenemos el CRACKER, cuyo objetivo consiste en encontrar debilidades o errores en algunos sistemas, y usar esos errores para ROMPER la seguridad del mismo y tomar control de él, con propósitos personales (Que pueden ser desde el simple reto, para obtener información, borrar datos, etc). El CRACKER, al contrario que el HACKER, encuentra la vulnerabilidad y no ayuda a arreglarla, sino que la aprovecha par sus fines personales, que no siempre son los mejores.

Algunos ejemplos de estas conductas son las siguientes:

- Mientras que el Hacker usa sus conocimientos para encontrar vulnerabilidades en el sistema bancario y las reporta al banco para proteger los datos y el dinero de los usuarios, el Cracker encuentra la vulnerabilidad y puede robar información como tu nombre, tu clave, la cantidad de dinero en tu cuenta, e incluso puede hacer transferencias de dinero hacia otra u otras cuentas.



- Mientras que el Hacker encuentra vulnerabilidades en los sistemas de almacenamiento en la nube para solucionarlos y no exponer tus datos, el Cracker entra a las cuentas, roba las fotos, y las publica en internet.



- Mientras que el Hacker encuentra maneras ilegales de instalar un software legal par indicárselas a los productores de software y aumentar la brecha de seguridad contra el uso de software ilegal, el Cracker realiza un "Crack", "medicina" o "archivo" que permite usar versiones originales de softwares que son pagos en la mayoría de los casos.



¿Es clara la diferencia? En resumen, el hacker encuentra vulnerabilidades y las soluciona o las reporta; el cracker encuentra la vulnerabilidad y la usa para propósitos personales.

Así que la próxima vez que escuchemos que un supuesto "hacker" violó la seguridad de un sistema, hagamos justicia y digamos que fue un "cracker".




miércoles, abril 10, 2013

La relación hombre – máquina: análisis histórico

Las máquinas, como evoluciones formales de las herramientas, han estado con nosotros desde el inicio del desarrollo cultural. Primero como extensiones de los seres humanos, y luego como artefactos independientes de la manipulación del hombre.

Los artificios han acompañado al homo sapiens no solo en su desarrollo tecnológico, sino incluso en su conciencia mítica: Vulcano, forjador de las armas de los dioses, tenía a su mando marionetas de oro que le ayudaban en su labor; en la literatura judía tenemos la figura del golem como ente animado por poderes adquiridos gracias a la cercanía con Dios; Pigmalión y Galatea son los protagonistas del mito griego de la primera mujer que cobra vida de una estatua; Ícaro y dédalo, actores principales en los que la relación con la máquina cobra un final trágico… Esa conciencia mítica da pie a personas tan brillantes como Leonardo Da Vinci a crear artilugios mecánicos, aunque muchos no funcionales, sí inspiradores para una gran cantidad de inventores que crearon otro sinfín de artilugios mecánicos como los autómatas de Jacques de Vaucanson. Pero, a pesar de que las máquinas siempre han acompañado al hombre, no se han relacionado de la misma manera a través del tiempo con él.

Para estudiar la forma en la que los individuos han interactuado con los artilugios, podemos dividir la historia en 4 etapas (A partir de las divisiones hechas por el autor Alvin Toffler en su libro “La tercera ola”).

En la primera etapa, el humano se relacionaba de manera simple y directa con sus herramientas: flechas, lanzas, hachas rudimentarias y cuchillos, eran los artificios comunes de esa época, así como los palos, lianas, algunas pieles y vasijas. Desde el punto de vista netamente funcional, la relación “hombre - máquina”, o en este caso “hombre – herramienta” era determinada por la experiencia, la prueba y el error, y la acumulación lenta de conocimientos para optimizar el uso de la energía.

Cuando el hombre conoció la agricultura, se volvió sedentario, lo cual multiplicó las posibilidades de innovación, y a su vez, lo hizo entrar en una segunda etapa histórica. Surgieron los establecimientos ciudadanos, los pueblos, luego las villas, y finalmente los inicios de las ciudades. Los registros históricos pueden dar pie de la cantidad de innovaciones en cuanto a mecanismos, ciencia, técnica y tecnología: el inicio de la documentación de los conocimientos, su reproducción, la evolución de la técnica para dar paso al método científico, una enorme época de oscurantismo en el continente europeo mientras en el americano las tribus indígenas desarrollaban conocimientos en astronomía, agricultura, tejidos, e incluso cañerías.

Y con el renacimiento, la ilustración, la época de las luces, los burgos, la industria y el comercio, se empezó a cocer el caldo de cultivo de la tercera etapa de la historia, la revolución industrial. Se llamó revolución porque, en efecto, transformó de manera radical la forma en la que vivíamos, consumíamos, y percibíamos la existencia. Soportada en el modernismo, y con la idea de “progreso”, la revolución industrial explotó  todo el potencial del capitalismo de producción y, asimismo, la cantidad de artilugios técnicos necesarios para la producción en masa de artículos de consumo masivo. Como era de esperarse, esos artilugios necesitaban una mano humana que los administrara y les diera guía en las plantas de manufactura. Y también, como lo relata la historia, los seres humanos pasaron a ser repetidores de movimientos, indefinidos, insertos en la cadena de montaje. Los artilugios generaban movimientos iguales durante largos periodos de tiempo, y el ser humano, como cuerpo biológico y manipulador de estos artilugios, está lejos de ser un dispositivo de repeticiones sucesivas. En ese momento, la relación entre el hombre y la máquina se transformó, pasando de ser una relación directa y apoyada en la prueba y el error, a ser una relación mediada por el entrenamiento, y soportada por la repetición. Esto trajo consigo toda una serie de fenómenos sociales, culturales, existenciales, y sobre todo, objetuales. Basta con ver la película “Metrópolis”, donde el director de la cinta, de la mano de Charles Chaplin, caricaturizan con cierto nivel de crudeza y sarcasmo, la dirección del progreso humano: para que el trabajador rinda más en su labor repetitiva, carente de estímulo creativo, deshumanizadora, y a la que los obreros acuden como ovejas en un rebaño, el dueño intenta conseguir una máquina que les dé de comer mientras trabajan, para que no tengan que reducir la producción a la hora del almuerzo. Obviando la evidente crítica del capitalismo de producción, que pone el capital por encima del individuo violando sus principios fundamentales e ignorando que la existencia del sistema es para facilitar la vida de todos los seres humanos y no solo de unos cuantos, también podemos observar un enorme malestar en la cultura, consecuencia de la explosión industrial.

Recordemos que las líneas de montajes, que requerían una enorme cantidad de obreros, desplazaron grandes masas de personas desde el campo a la ciudad con la promesa vana de un futuro mejor (La revolución industrial estaba basada en la idea del progreso modernista, que fue un fracaso histórico), creando grandes urbes y cinturones de pobreza enormes en ellas. Sin embargo, ese malestar, como cualquier otro, sirve de aliciente para crear transformaciones, y la revolución industrial no lo fue para menos. Al brindarle la posibilidad a una gran cantidad de personas (ciudadanos, habitantes de la “metrópolis), de acceder a objetos de consumo, como electrodomésticos, ya no hablamos de una relación hombre – máquina mediada por el entrenamiento, sino masificada, hiperexplotada, superdesarrollada, impulsada por el consumo, y mantenida por la novedad. Esta serie de artefactos que inundaron la cultura, fueron creando un sedimento artefactual, una impronta, que de alguna manera le decía a las personas cómo debían usar los objetos futuros que compraran, gracias a que en el pasado habían tenido un objeto similar, que funcionaba de manera parecida. Tenemos entonces que la revolución industrial y su devenir, caricaturizado por Chaplin en “Metrópolis”, masificó la interacción hombre – máquina, pasando de ser conocimiento de unos pocos, a necesidad de la masa.

Acá vale la pena hacer otro tipo de análisis: ¿cómo se relacionan los hombres con los objetos recién creados? ¿Cómo es esa interacción? ¿Qué se derivó de la misma? La respuesta está en el diseño industrial. En el momento en que la revolución industrial empezó a producir objetos en masa, no solo se democratizó la técnica, sino que, a su vez, se democratizó la forma, pues todo objeto, aparte de su función utilitarista, posee una función comunicativa, soportada por dicha forma del objeto. Esta forma, o interfaz, es la superficie que el sujeto ve, con la que interactúa, y de la que observa respuestas o le comunica estados del aparato. Y resulta que, en el inicio de la revolución industrial, las interfaces tenían importancia poca o nula a la hora de la manufactura. Los objetos eran “feos”, carentes de formas que evocaran emociones positivas en los individuos, que dieran realimentación apropiada sobre su uso… y es así como la escuela de artes y oficios se dedicaría a mejorar la belleza de los objetos de consumo (Sin éxito, porque una de las cualidades de los objetos producidos en masa es su bajo costo gracias a la masificación del mismo, y los productos diseñados en la escuela de artes eran tan costosos que solo ciertas personas se podían dar el lujo de comprarlos. Sin embargo, es necesario nombrarlos porque sentaron un precedente histórico). La democratización de la belleza, como ellos lo llamaban, sentó un precedente que obligó, primero de manera tentativa y luego de manera directa, a reconstruir los productos de consumo masivo pensando en la forma en la que el usuario interactuaría con ellos, y cómo dicho usuario respondería ante algunos estímulos tanto internos como externos  del propio producto.

El diseño industrial se convirtió entonces en el encargado de garantizar una relación hombre -  máquina, lo más fluida posible. Y era necesario, pues las reglas del consumo habían cambiado: si en un principio, el usuario compraba un producto y era restringido por la poca cantidad de unidades que cada artesano podía producir del mismo (y también era restringido por el costo que el artesano ponía a su producto, partiendo de la idea de que era único en su clase), ahora, al tener una oferta mayor, podía decidir comprar una serie de artefactos, o no, y no dependía del artesano ni de sus productos exclusivos. Pasamos así, de una economía controlada por los productores, a una en la que el consumidor tenía la última palabra. El consumidor podía levantar una empresa en cuestión de días comprando todos sus productos, o podía destruir todo un imperio de productos decidiendo simplemente no comprarlos. El diseño tenía que hacer bien su labor, de eso dependía la supervivencia de las empresas productoras.


Esa necesidad de mejorar los productos y sus interfaces de comunicación (forma), fueron incubadas y experimentadas fuertemente en la Bauhaus, la primera escuela de diseño industrial del mundo. De esta escuela, surgieron propuestas de interfaces tan famosas como la de la “buena forma” (Que actualmente es la base de los electrodomésticos “Braun” y de la empresa “Apple”), que marcarían los desarrollos objetuales de ahí en adelante. Pero mientras el diseño avanzaba en las configuraciones formales-funcionales de objetos de consumo masivo, la tecnología avanzaba también a su ritmo, creando materiales nuevos, tecnologías de producción distintas, artilugios electrónicos como el transistor (que revolucionó el campo de la electrónica), y todo un sinfín de nuevas herramientas conceptuales que alimentaron al diseño en su tarea de mejorar la relación hombre – máquina, entendiendo máquina no como un trasto usado en la industria, sino como objeto. De hecho, el transistor, aparato diseñado en la época de los 50, fue la semilla de la cuarta fase de la historia de la humanidad. Con el transistor, la electrónica procedió a miniaturizarse y a aumentar el flujo de información que se manejaba en los artefactos creados hasta la fecha. Con la evolución de los chips (miles de transistores en una placa de silicio), los microchips, los microprocesadores y las ciencias electrónicas, surgió una nueva forma de interacción hombre – máquina, la interacción basada en la lectura de estados, soportada por el bagaje histórico de productos usados con anterioridad.


Pero ahí no acaba todo. Precisamente la miniaturización de la electrónica aumentó la potencia computacional de los dispositivos. Cosas que eran impensables a la fecha, se volvieron un acto cotidiano (como las calculadoras de bolsillo, que hacen operaciones que le costarían una gran cantidad de tiempo a alguien no muy versado en los números), dispositivos que tenían la misma potencia computacional que los computadores que enviaron al hombre a la luna, ya eran parte del diario vivir de los hogares; herramientas que antes eran del tamaño de una habitación completa (como el computador ENIAC y el UNIMAC) ya se ubicaban plácidamente en la mesa de cualquier casa. Esa miniaturización y aumento en la potencia computacional de los artefactos, les dieron características que en el pasado no tenían, como controles predictivos, displays indicadores, cierto nivel de autonomía frente al hombre que las manipula, y la capacidad de seguir órdenes ya más intuitivas y cercanas al pensamiento humano. En este caso, la relación hombre – máquina se daba gracias a la cantidad de conocimientos almacenados en el subconsciente de los individuos, de productos similares en el pasado.

Hablamos de artefactos que dan una cantidad relativamente alta de realimentación, para que el usuario tome las mejores decisiones frente a su uso. Y haremos una detención en la historia de la relación humano-máquina para hacer evidente una necesidad humana frente a los objetos. Cuando un humano se relaciona con otro humano, aunque no hablen los mismos idiomas, pueden llegar a entenderse con símbolos y signos rudimentarios gracias a que ambos comparten la misma naturaleza biológica, y están unidos gracias a un legado genético que los hace muy cercanos entre sí. Esta naturaleza biológica es un sedimento cultural-bioquímico compartido por todos los individuos de la faz de la tierra.  Y por otro lado, para entender el mundo, el hombre usa su capacidad de pensamiento y  deducción de patrones de comportamiento, usándose a sí mismo como elemento patrón; es decir, el hombre antropomorfiza el mundo para poder entenderlo, porque se entiende a sí mismo y busca similitudes en el exterior que le permitan entender el entorno a partir de sus propias emociones. Si el hombre tiende a antropomorfizar el mundo, era de esperarse que lo hiciera con los objetos, y los dotara de sentimientos, les diera forma “humanoide” (Los autos, por ejemplo, son diseñados de acuerdo con sus funciones, pero el frente siempre es diseñado tomando como referente formal el rostro de un animal superior o con rostro antropomórfico) y, sobre todo, tratara de interactuar con ellos como si en realidad fueran cuasi-humanos.

La panacea del diseño de interfaces es ser capaz de construir un objeto cuya relación con el usuario sea prácticamente igual a la de un ser humano con otro semejante. 

Y esta panacea está harto lejos de ser conseguida debido a que, hasta la fecha, ha sido imposible dotar a las máquinas del sedimento cultural que comparten todos los seres humanos por ser entes biológicos con características funcionales congruentes. Queremos objetos que claramente muestren su uso a través de su interfaz, que no necesiten instrucciones para ser usados, ni entrenamiento, y que, en la medida d lo posible, no sea necesario usar conocimientos adicionales para usarlo, salvo el bagaje adquirido a través del tiempo y de la manipulación de objetos similares. A este objetivo apuntaba, hasta hace poco, el diseño industrial a la hora de realizar interfaces  y tener en cuenta la relación humano – máquina.

Siguiendo con el desarrollo histórico de dicha relación,  la miniaturización y avances en las ciencias electrónicas y computacionales dotaron de aún más capacidades a los artefactos modernos, teniendo la posibilidad de incluso hablar con ellos, dejarlos funcionando prácticamente sin la interacción humana, prediciendo las posibles decisiones del usuario, recibiendo órdenes en forma “natural” (comandos hablados, por ejemplo), interpretando las intenciones humanas y reaccionando de manera preventiva en caso de un error accidental… es decir, pasamos de una interacción humano-máquina en la que se necesitaba el bagaje cultural de objetos similares, a una en la que la propia máquina interpreta al humano, y lo elimina de manera parcial del campo de decisiones. Lo que actualmente pretende el desarrollo de interfaces, no es precisamente hacer un objeto que sea de fácil lectura (aunque obviamente siguen existiendo herramientas rudimentarias, trabajos repetitivos, electrodomésticos que se entienden por entrenamiento, productos masificados, etc), sino un objeto que se comunique de  manera natural con el hombre, que sea capaz de reaccionar tal como lo hace otro ser humano, para evitar a toda costa la necesidad de adiestramiento del hombre frente al artefacto. De hecho, se trata de sacar al hombre de la relación con las máquinas, para que ellas funcionen de manera autónoma, y brinden al ser humano las necesidades que él requiera sin que deba existir una interacción continua y repetitiva.

¿Hasta dónde llegará esta relación? Los más optimistas afirman que las máquinas harán parte de nuestro organismo, eliminándose completamente la necesidad de esa relación, pues el vínculo es tan fuerte que no se pude identificar el uno del otro. Otros tienen una visión más pesimista, en la que se ve la tierra como una enorme bola de desperdicios, agonizante, en la que la relación hombre – máquina es de servilismo, y en la que se mantienen las divisiones sociales (ahora más marcadas porque la humanidad se dividirá en aquellos con recursos económicos para acceder a los beneficios que la tecnología puede proporcionarles, y los pobres, sin acceso a estas tecnologías y sin sus mejoras). Finalmente está la visión apocalíptica en la que se asume que el hombre será consumido por su propia idea de progreso, al acabar todos los recursos del planeta y no evitar a tiempo una catástrofe térmica global.

Sin embargo, el ser humano podría tener una esperanza. La tecnología y las máquinas, con sus componentes electrónicos y sus señales, son muy similares en función a algunos animales primitivos. Es de esperarse que, al ser las herramientas extensiones del propio cuerpo humano, lleguen a integrarse a este de manera tan cercana, que hablemos de una interacción hombre – máquina integrada en el mismo organismo, interactuando con otros objetos como si fueran extensiones de otros sujetos, y llegando a lo que se conoce en la ciencia ficción como la “singularidad”, el momento en que hombre y máquina son uno, y que se desdibujan los confines de la realidad e incluso la identidad individual. Suena a ciencia ficción lejana, pero si nos dedicamos a mirar de cerca el desarrollo tecnológico, vemos dispositivos cuya manipulación es a través de comandos de voz, que se integran a la visión del usuario sin necesidad de interfaz (como las Google Glass, o realidad aumentada), celulares táctiles cargados a través de la fricción corporal, redes de área corporal (Body Area Network), tecnología “vestible” (Wearable computing, como se le llama en los laboratorios), materiales con memoria de forma, redes de sensores inalámbricos, etc. Pasamos de una era en la que las máquinas eran accionadas de manera directa y basadas en la experiencia, a una en la que las herramientas hacen parte del propio cuerpo humano, en las que la interacción suele ser más que intuitiva, natural, y dejamos atrás a Chaplin en el manicomio, desquiciado por sus trabajos repetitivos con máquinas cuya realimentación es nula, lejos de la manada de ovejas que acude diariamente al matadero a hacer exactamente la misma labor durante muchísimo tiempo, y lejos de jefes que valoren más el dinero que el propio empleado. Es obvio que estas prácticas todavía existen incluso en la actualidad (Como es el caso de las ensambladoras de Apple), pero existe la esperanza de que la tecnología, a través de sus artilugios y de sus avances, pueda lograr el cometido para la que se ha desarrollado durante toda la historia de la humanidad: las máquinas existen para que el ser humano sea libre.



miércoles, diciembre 26, 2012

Redes de área corporal (Body Area Network)

Buen día.

Las redes de sensores inalámbricos y las vunet (redes entre carros) fueron temas de nuestro blog en anteriores entradas. Sin embargo, se me escapó hablar de otro tipo de redes que en este momento no se encuentran plenamente desarrolladas, pero lo estarán en un par de años (entre 5 y 10, desde la fecha actual). Estas redes son las "Body area network" o redes de area corporal.

Veamos un ejemplo sencillo: Tenemos un reloj puesto, que aparte de darnos la hora, puede indicarnos nuestra frecuencia cardiaca, temperatura corporal, y humedad ambiental. Este reloj también puede tener incorporado un GPS que nos indica cuántos kilómetros hemos recorrido en una mañana de trote, e incluso nos puede mostrar lugares que querríamos visitar si tuviéramos sed. Y ahora, este reloj le comunicará toda esa información a nuestro celular, que está en nuestro bolsillo, y nuestro celular, a su vez, lo visualizará a través de nuestras gafas de realidad aumentada. Digamos también que tenemos unos zapatos que en cada pisada, generan un poco de corriente eléctrica que nos permite cargar la batería de nuestro celular, y que cuando esa batería tiene cierto nivel de carga, los zapatos le indican a nuestro celular que la batería está lista.
Ahora, digamos que en el camino, nos encontramos con un amigo al que le damos un apretón de manos y un saludo, y cuando lo hacemos, nuestro celular se comunica con el de él, y nos transmitimos nuestras novedades de la red social de nuestra preferencia, o recordamos los datos de contacto de la persona, o nos suscribimos a su twitter. Cuando llegamos a casa, ponemos nuestro celular al lado de nuestro pc (sea portatil o de escritorio) y todas las novedades se transfieren a un software que nos indica cuánto recorrimos, cuántas calorías quemamos, qué velocidad mantuvimos, y los datos del compañero que saludamos. Eso es una BAM.

BAM médica


Ahora, desde un punto de vista más técnico, las BAM son redes de transferencia de información entre dispositivos que se encuentran en un radio corto de distancia. Se les llama Body Area Network porque su utilidad principal es la de conectar dispositivos que se encuentran diseminados por todo nuestro cuerpo, como este reloj (que por cierto, existe), nuestro celular, las gafas de realidad aumentada, y nuestros zapatos. Pueden haber otros dispositivos en el rango, como ropa inteligente, implantes corporales (marcapasos, válvulas, etc) e incluso nanobots que usen esta red para su alimentación eléctrica. Si otro usuario ingresa en nuestro "campo de red", puede transferirnos información de determinado tipo que queramos obtener y que el otro usuario permita que se transfiera. Y aún más, nuestros dispositivos pueden conectarse de manera instantanea con otros dispositivos que tengan la función de BAM (como por ejemplo tecnología en nuestro hogar: computadores, neveras, tablets, etc) para alguna determinada labor.

¿Por qué hablo de las BAM? Porque serán una tecnología reinante en el futuro venidero. Con la aparición de tecnologías como la NFC (Near field communication) que se está usando para hacer pagos desde celulares, mayor cantidad de dispositivos con dicha tecnología, y dispositivos de realidad aumentada como las google glass (Me han visto hablar mucho de ellas, y con mucha razón. La próxima revolución en la información se dará gracias a ese dispositivo), las BAM se establecerán como nuevas redes con sus propios protocolos de conexión y sus propias reglas de transferencia, e incluso, se usarán para vender nuevos dispositivos, algo así como "Nuevo reloj XXXX, compatible con tu red BAM".
 
Ejemplo de una BAM
La cyborgantropología habla de la importancia del avatar virtual para las sociedades actuales gracias a las redes sociales y los dispositivos inteligentes. Dentro de poco, hablaremos de la importancia de proteger nuestra BAM y enriquecerla con elementos de realidad aumentada que nos hagan ver, no se, más interesantes, más inteligentes, más cultos... como aplicaciones que giran alrededor de nosotros y que solo pueden verse a través de las gafas de realidad aumentada de otros. Así como solo puedes ver el perfil de una persona a través de un computador, solo podrás ver la BAM de alguien con gafas de realidad aumentada. ¿Ven? Estamos hablando de otra revolución comunicacional. Menor, pero igual revolución, porque alterará la manera en la que vemos la realidad y como la configuramos. No es coincidencia que haya escrito un ensayo sobre la realidad aumentada y el diseño industrial: el mundo objetual como lo conocemos empezará a modificarse para dar paso a la realidad aumentada, y las BAM serán una parte fundamental en ese proceso.

Realidad aumentada alrededor de una BAM


Enlaces relacionados
Los sentidos del futuro: Las redes de sensores inalámbricos
Redes entre carros: Vunet
Cyborgantropolo...¿Qué?
La realidad aumentada y el diseño industrial (Escrito original y escrito publicado internacionalmene en Foroalfa.org)

viernes, diciembre 21, 2012

El problema del mal escalamiento tecnología-tiempo

Buen día.

En nuestra anterior entrada sobre la naturaleza de la tecnorevolución, nos preguntábamos hacia donde iba la humanidad, al ser capaz de adaptar el ambiente a sus necesidades mientras éste lo adapta a él también, en un bucle cerrado. Si bien por ahora nopodemos dar una respuesta certera a esa pregunta, se pueden plantear numerosas hipótesis basándonos en los desarrollos actuales, la historia, y los visionarios que mostramos caminos posibles ante la creciente ola de incertidumbre y vértigo que genera el cambio de nuestra era. Pero lo que si podemos es desmentir una de las visiones más apoyadas y, suguiero yo, más irreales, de lo que será el futuro: un futuro donde las máquinas nos superen y nos dobleguen.

No lo voy a negar, fui un gran fan de Matrix cuando salió, seguí todas sus películas, sus animatrix, y por mucho tiempo su estilo post-apocalíptico y cyberpunk influyó mucho en mi forma de pensar e incluso en mi estética. Pero cuando entré a estudiar ciencias electrónicas, y vi los avances y limitaciones de la propia tecnología, mi visión fue cambiando de un escenario desolado y controlado por máquinas, a uno donde las máquinas funcionaban para "aumentar" al ser humano, es decir, para desarrollarlo hasta llegar a la singularidad tecnológica.

Spooner hablando con Sony, en "I robot"


Los maestros de la ciencia ficción se deleitan con películas donde los robots nos destruyen, o nos someten. En "Yo Robot" (Alerta de spoilers), por ejemplo, Vicky (la mainframe que controla a todos los robots) decide que el ser humano no es apto para cuidarse a sí mismo, y para cumplir las leyes de la robótica, los obliga a un toque de queda. Curiosamente, un robot con "libertad de elección" y un ser humano con un brazo robótico, permiten la liberación de la humanidad del yugo de la inteligencia artificial que decidió por ellos. Y nombro esta obra de Isaac Asimov, pero más particularmente la película protagonizada por Will Smith, porque es ahí donde se vislumbra el error fundamental de la ciencia ficción al pensar que seremos controlados por las máquinas. Spooner, el protagonista, tiene un implante en su brazo que reemplaza al brazo natural, el cual perdió en un accidente. Ese implante será parte de nuestra tesis central en este escrito.


El error al que nos referimos en las historias de ciencia ficción estriba en asumir que el robot, como creación humana, llegará a ser una máquina similar a un ser humano ANTES de que el ser humano se convierta en algo más allá de su propia humanidad, gracias a precisamente la misma tecnología que se encuentra avanzando. 


Me explico: Un celular, como aparato, parece sencillo. Todos lo tenemos, lo usamos continuamente, y para unos ya es una herramienta indispensable en su diario vivir. Pues bien, yo nací en la época donde no habían celulares, y vi la transición de una sociedad con pocos medios de comunicación colaborativos, a una donde las redes sociales y los dispositivos inteligentes son la regla. Y de lo que puedo estar seguro, es que el celular no solo cambió la forma en que nos comunicamos, sino que abrió todo un nuevo abanico de posibilidades humanas, transformó la sociedad, y al ser humano que usa el dispositivo. De hecho, ningún objeto se desarrolla de manera aislada en el mundo. Cualquier diseño objetual interactúa con el ser humano, transforma el contexto del usuario, y cambia también al usuario. El celular no solo nos permite conectarnos de manera instantánea con otras personas, también genera toda una serie de efectos descubiertos parcialmente por la cyborgantropología, como la expansión de memoria, la importancia del avatar virtual, los "no lugares" (para saber más de estos temas, recomiendo consultar la bibliografia de Amber Case, experta en cyborgantropología, y a la que tuve el placer de conocer), la satisfacción inmediata, el avance en nuestra transformación en cyborgs, etc. A lo que voy es que este único avance tecnológico revolcó totalmente la sociedad.

Amber Case, experta en cyborgantropología: http://cyborganthropology.com/Amber_Case

Ahora bien, de este instante (finales del año 2012), a la creación del robot similar al ser humano, ¿Cuánto tiempo falta? ¿Cuántos avances en ciencia y tecnología se llevarán a cabo?, ¿Cuantos de estos avances no se introducirán en el mundo como nuevos dispositivos, cambiarán al ser humano, al entorno, y plantearán nuevas rutas de desarrollo? ¿ Y cómo cambiará el ser humano de acá a que un robot tenga una similitud con el hombre gracias a todos esos dispositivos que fueron introducidos en el entorno del hombre? La humanidad no se queda quieta mientras la tecnología se desarrolla. El hombre se transforma, se adapta y adapta la nueva tecnología a sí mismo. Esta tecnología expande los límites de ese hombre, y le permite usar otros mecanismos que dependen de la tecnología anteriormente asimilada. El brazo robótico de looper es una muestra de cómo la tecnología ingresa en el ser humano y lo convierten en algo más, algo más fuerte, más ágil, más resistente que la carne. Algo más allá de un ser humano actual. ¿No será que para la época en que tengamos un robot con conciencia, ya habremos alcanzado la singularidadad tecnológica como humanos? Pues viendo las condiciones de desarrollo actual, creo que todavía hace falta mucha ciencia, muchos desarrollos y transformaciones humanas, y sobre todo, muchos cambios en la humanidad como tal.

Otro límite en el desarrollo de un robot que pueda doblegar a un ser humano no estriba en la tecnología como tal, sino en el desarrollo de otras ciencias, como la psicología. Si no entendemos de manera precisa el mecanismo de constitución de la conciencia, ¿Cómo podemos simularla?, si no tenemos claridad en qué es la vida, ¿Cómo podemos reproducirla artificialmente? Si ni siquiera nos hemos puesto de acuerdo en qué es la inteligencia, ¿Cómo podríamos saber que un robot es más inteligente que nosotros? Tenemos entonces por un lado que tanto la sociedad como el propio ser humano se transforman a partir de las invenciones tecnológicas necesarias para crear un robot capaz de doblegarnos (por lo que se plantea otra dificultad, y es que no tenemos ni idea de cómo será el contexto en que esa entidad surgirá, en caso de que lo haga), y por otro lado, que la existencia de dicho robot depende de otras ciencias para que se lleve a cabo, como la psicología, la neurología, y hasta la etología. Pero hay un tercer y cuarto elemento que no hemos tenido en cuenta: la optimización del ser humano y la fusión tecnológica.

La optimización del ser humano se entiende como la capacidad de mejorar las capacidades del hombre por medios no electrónicos. Hablamos de manipulación genética, alimentos transgénicos, con proteinas, con mejoradores de capacidades como la memoria o los procesos digestivos, implantes biológicos liberadores de proteinas, estimuladores musculares, etc. La fusión tecnológica se entiende como el proceso mediante el cual el hombre adquiere artefactos y los fusiona con su cuerpo para optimizar su funcionamiento. Este es el caso del implante de Spooner: el hecho de que él tenga ese brazo no lo hace completamente humano, lo hace un cyborg. ¿Quién nos asegura que no seremos cyborgs para cuando podamos construir un robot con capacidades humanas? Una inyección de nanobots que mantengan nuestro cuerpo en óptimas condiciones es un implante a nivel celular. Un dispositivo que sea capaz de transmitir nuestros pensamientos de manera inalámbrica es un implante, un casco que nos permita controlar todo a través de la mente, ropa inteligente, dispositivos de expansión mental... por no hablar muy lejos, tenemos las redes de area corporal en pleno desarrollo (BAN, por sus siglas en inglés, de las que hablaré en futuros post) y hasta las Google glass son un implante que llegará al mercado pronto y que, al igual que el celular, revolucionará completamente nuestra sociedad por su introducción a la realidad aumentada "on the go" (otro tema del que hablaremos en futuros post).

Google Glasses, un proyecto de google: https://plus.google.com/+projectglass/posts


Así que, podemos seguir viendo explosiones espaciales, robots que nos destruyen, redes que nos manipulan y nos hacen vivir realidades alternas, y todo un sinfin de artilugios imaginativos para hacernos pagar una boleta de cine. Pero yo puedo tener la certeza, casi completa, de que en el momento en que surja un robot con capacidades complejas, nosotros, gracias a la optimización del ser humano y a la fusión tecnológica, sumando a eso la transformación del contexto, estaremos muy lejos de ser lo que una vez fuimos. De hecho, se plantea la duda de si, tal vez, debamos estar en la singularidad para tener las capacidades de construil tal tecnología.

Otros artículos relacionados:
Entendiendo la naturaleza de la tecnorevolución.
La singularidad tecnológica: ¿Qué es?
Las 4 leyes de la robótica
Cyborgantropolo... ¿Qué?

jueves, abril 05, 2012

Entendiendo la naturaleza de la tecnorevolución

Buen día.

Ya sabemos qué es la tecnorevolución: el proceso mediante el cual el ser humano se convierte en algo más, a través de la tecnología. Cabe ahora preguntarnos: ¿Por qué nos convertiríamos en algo más? ¿Para qué? ¿Cómo se encauzaría ese cambio? Todas estas preguntas puede explicarse (pienso yo) a partir de la naturaleza humana. Esta naturaleza es el origen de la tecnorevolución.

En este escrito haré aseveraciones que tal vez muchos no compartan, y tienen todo el derecho a no compartirlo. De hecho, insto a las personas que no estén de acuerdo a dar su opinión, pues valoro enormemente las posiciones contrarias y la discusión inteligente. Mientras las opiniones no sean ofensivas, siempre serán bienvenidas :)

Cuando hablo del ser humano, siempre me refiero a él como un ser mortal, finito, limitado, evolutivo y sobre todo, de origen animal. De hecho, no separo al ser humano de los otros animales, sino que los considero en una escala similar. Me he despojado de toda escala de valores derivados de la religión que hacen ver al ser humano como algo divino o descendiente de un dios. El ser humano vino del "barro", y al "barro" ha de ir, entendiendo eso como que el hombre viene de la evolución de seres menos complejos, y cuando muere, simplemente hace parte de la tierra en la que muere y pasa a ser parte del ciclo alimentario normal. Desde esa perspectiva, el hombre evoluciona, y tiene en su esencia principios animales predecibles y necesarios para su supervivencia.



Cuando hablo de la vida, la veo como una consecuencia del universo y sus leyes. No considero que sea un milagro (aunque reconozco que su funcionamiento escapa del razonamiento de cualquiera de nosotros), sino que considero que pasaría, tarde o temprano. En un universo donde existe una ley que condiciona a los átomos a tener siempre la mínima configuración energética (es decir, a ser estables), era de esperarse que se formaran moléculas e interactuaran entre sí. Y con las condiciones apropiadas, era de esperarse también que se produjeran aminoácidos, bases nitrogenadas, y naciera la vida como la conocemos. No se explicar exactamente cómo y por qué la vida se basa en estos componentes, pero lo que sí considero es que la vida surgiría tarde o temprano, sea acá o sea en algún otro lugar de este vasto universo en algún momento del tiempo. La vida es pues, desde esta perspectiva, una consecuencia del universo y sus leyes; y el propósito de la vida, como finalidad última, es permanecer en un estado de estabilidad duradera (es decir, en existir y perpetuarse).

Cuando un organismo "simple" encuentra un entorno que supla sus necesidades, se adapta a ese medio para poder sobrevivir. En esos organismos,si el entorno no varía, no se produce evolución, ya que los mecanismos que impulsan al cambio (variación del genoma por reproducción y mutación) se neutralizan debido a que cualquier nuevo organismo que nazca con cambios en su estructura (gracias a la mutación genética) y no tenga las características apropiadas para vivir en ese medio, rápidamente muere. El genoma, base de la vida en la tierra (La vida depende de muchos otros elementos. Me refiero al génoma exactamente por que es el que contiene las "instrucciones de armado" de los organismos), varía gracias a mutaciones en su estructura que se deben principalmente, al azar (Teoría del caos). La evolución de las especies depende, entonces, de la suerte, del ensayo y el error... y aún así, evolucionamos.



Definimos la evolución como el proceso de adaptación de un organismo a su medio. Siendo así, los organismos que viven en un entorno variable, deben (y ya lo hicieron) desarrollar un medio por el cual puedan adaptarse a los cambios del ambiente mismo. Según el neurofisiólogo Rodolfo Llinas, el cerebro es un sistema que nace con el objeto de permitirle a los organismos moverse en el mundo y predecir cambios del mismo.

También tengo una visión muy diferente de los organismos. Cuando vemos un ecosistema, vemos por ejemplo las plantas que nacen en el borde de un río, que sirven de albergue a las ranas que anidan en sus raíces. Estas ranas, a su vez, alimentan a seres carnívoros (serpientes, por ejemplo), que a su vez, sirven de alimento a otros carnívoros superiores (pájaros), Estos pájaros usan los árboles para sus nidos, y cuando mueren, pasan a ser descompuestos por los carroñeros que fertilizan el suelo donde nace el árbol que sostiene los nidos del ave que acaba de morir (¿por qué estoy hablando de todo esto? En un momento tendremos respuestas :D). Mi visión plantea la idea de que los organismos son ecosistemas, compuestos de diversidad de colonias de micro-organismos (defino micro-organismo como cualquier organismo microscópico, independiente de que sea una célula o no), y que cada colonia de micro-organismos tienen una utilidad dentro del ecosistema mismo, de manera que no somos una unidad, somos una pluralidad de organismos en constante interacción y en simbiosis, una simbiosis lo suficientemente estrecha para que si una sola colonia del ecosistema funcionara mal, todo el ecosistemas se vería afectado. La especialización va a tal extremo, que existenn micro-organismos que dependen enteramente de otros para sobrevivir (tal es el caso de las células de, por ejemplo, el corazón). Todos para uno, y uno para todos. Nuestra conciencia es una consecuencia de ese ecosistema (lo cual plantea la interesante conclusión de que, tal vez, ecosistemas más grandes puedan dar origen a superconciencias. Algo extraño, pero luego hablaremos de eso).


Esas comunidades de micro-organismos explicados en el apartado superior, existen con el propósito de perpetuar la existencia de todas y cada una de las comunidades. Esto plantea la idea de que todos los organismos, independiente de su estructura, tienen la intencionalidad intrínseca (O la predisposición) de vivir por consecuencia del principio de mínima configuración energética (O entropía). A ese principio, lo llamamos "Principio de autoconservación" o PA.

- "Todo organismo trata de permanecer vivo el mayor tiempo posible".



En comunidades de organismos como nosotros, si el sistema completo se desestabiliza, todas las comunidades pueden perecer. Es por eso que, en algunos casos, es mejor sacrificar algunos organismos o algunas colonias, para que la comunidad completa no deje de existir. A este comportamiento lo llamamos el "Principio de conservación". o PC.

- "Todo sistema de organismos trata de permanecer vivo el mayor tiempo posible".

Balsa de hormigas: las de abajo mueren para que las de arriba sobrevivan.

¿Cómo se perpetúa una especie, maximizando sus probabilidades de supervivencia? A través de la muerte. Si una colonia de organismos es, por ejemplo, inmortal, puede vivir eternamente a menos que circunstancias externas lo destruyan o se acabe su alimento. En ese caso, como los organismos dependen entre si para sobrevivir, debe existir un mecanismo que permita que siempre tenga "compañeros" que me ayuden a sobrevivir a mí como organismo y que al mismo tiempo yo los ayude a sobrevivir a ellos. Esta necesidad es, probablemente, el origen de la reproducción (y no solo eso, de la comunicación entre organismos). Sin embargo, si tenemos una comunidad de seres inmortales (inmortales mientras tengan alimento) que se pueden reproducir, pronto la comunidad será tan grande que escasearán los recursos para alimentarla, y toda la comunidad perecería. La muerte en ese caso se perfila como un mecanismo de regulación de la vida de toda la especie, así como la reproducción. Este comportamiento reproductivo lo llamaremos "Principio de reproducción" o "PR".

- "Todo organismo tiende a reproducirse y morir, para cumplir el principio de conservación".



Y el comportamiento comunicativo entro los organismos para permanecer vivos lo llamaremos "Principio de comunicación" o "PO"

- "Todo organismo debe poder comunicarse con sus semejantes para cumplir el principio de conservación".

Las abejas se comunican a través de la danza.
Estos principios plantean algo muy interesante, y es precisamente que los seres humanos, y todos los otros animales, tienen a seguir vivos, trabajar en comunidad, reproducirse y comunicarse, sin importar si son superiores e inferiores. Dejaremos este punto abierto, y pasaremos a otro punto importante antes de definir el origen de la tecnorevolución.

¿Cómo saben los organismos que están realizando acciones apropiadas para su existencia o que, por el contrario, realizan alguna labor en detrimento de su existencia? Sencillo, no lo saben, o al menos, no lo sabían en principio. Los organismos que llevaban a cabo labores en contra de si mismos morían, y aquellos que no, prosperaban y seguían vivos. Era entonces menester encontrar, del alguna forma, un mecanismo que nos indicara (por memoria genética), qué acciones eran perjudiciales para nuestra vida y cuales no. Es así como nacen el placer y el dolor. Sentimos placer al reproducirnos, porque eso nos incentiva a hacerlo constantemente. Sentimos dolor al herirnos, porque a través de la herida podemos morir. Los mecanismos del placer y del dolor se han desarrollado y han evolucionado de manera tal, que han creado mecanismos de defensa y de asociación. Así, cuando nos atacan, sentimos dolor y nos defendemos para evitar más dolor, o por el contrario, sentimos miedo y huimos del dolor. Cuando vivimos una vida que parece estar en consonancia con todas nuestras necesidades básicas como individuo, nos sentimos "felices" o "en paz", es decir, sentimos dosis de placer en repetidas ocasiones, con pocas apariciones, o la ausencia, del dolor. El ser humano, y cualquier organismo, de manera natural, evadirá el dolor y buscará el placer. A eso lo podemos llamar "Principio de búsqueda del placer y evasión del dolor" o el "Principio emotivo".

- "Todo organismo tratará de evadir el dolor y tratará de buscar el placer".

Miedo, una de las emociones para huir del dolor.
Obviamente todas estas reglas tienen casos muy particulares de aplicación. Hay gente que busca el dolor, porque a través de ella siente placer. Hay gente que busca solo el placer, y por esto, se pierde en los vicios y en el hedonismo autodestructivo. Sin embargo, en condiciones naturales, nadie busca cortarse un brazo para disfrutar el dolor físico. De por sí, el organismo trata de buscar mecanismos de defensa (consecuencia del principio de conservación), y en la presencia de acciones destructivas, crea sistemas que lo protejan. A esto le llamamos "fortalecernos". Las emociones, como las conocemos, son mecanismos que nos permiten sobrevivir, reaccionar rápido frente a estímulos externos, y evolucionar.

Y hemos llegado entonces a nuestro asunto principal: La naturaleza de la tecnorevolución. Independiente de lo evolucionados que estemos, del desarrollo intelectual que tengamos, o de los cambios que realicemos, siempre trataremos de existir, de sobrevivir como grupo, de reproducirnos, comunicarnos, buscar el placer, evitar el dolor, y evolucionar. Todo cambio, transformación, revolución o modificación de los patrones de comportamiento de una comunidad o sociedad, tiene bajo de sí estos principios, a los que yo llamo "Hilos conductores".

Los hilos conductores del ser humano son la naturaleza de la tecnorevolución. El hombre usará la tecnología para evolucionar, porque la evolución y la adaptación al ambiente son naturales. Sus desarrollos tecnológicos tendrán que ver con la conservación de la especie, su propio cuidado, la comunicación entre personas, la reproducción de la especie (Si, el sexo entra en este principio. El sexo, los rituales de cortejo, el estilo, y todos comportamientos transversales a esta necesidad serán un impulsor de nuevas tecnologías), y se buscará obtener algún placer o beneficio a través de estos cambios.

Moiras, tejedoras del destino
Es entonces de esperarse evolución en todos los sistemas de comunicación del ser humano (Redes sociales, telefonía celular, videoconferencias, GPS, realidad aumentada, comunicación entre dispositivos, redes de area personal y redes de area corporal, entre otros). También es de esperarse nuevas formas de ocio, nuevas drogas, métodos para estimular el cerebro y producir nuestras propias dosis de placer (Endorfinas), nuevas revoluciones en el campo sexual, así como aplicaciones, juegos, dispositivos y sistemas relacionados indirectamente con el tema. También es de esperarse que se realicen avances relacionados con sistemas de defensa y ataque (La guerra, a mi parecer, no es una muestra de fuerza, sino una consecuencia del miedo), y obviamente, comodidades frente a la vida en la urbe...

Existe un caso particular con el ser humano. Evolucionamos para adaptarnos a nuestro ambiente, pero particularmente, nuestro ambiente está construido por nosotros mismos (La urbe es una consecuencia del ser humano), por tanto, evolucionamos para adaptarnos a un ambiente del cual nosotros somos artífices, y que varía a partir de la forma en la que evolucionamos. ¿No estamos entonces tomando las riendas de nuestra evolución? y ¿Hacia donde vamos? Ese será el tema de una próxima entrada.